Educación positiva: educando para el éxito académico y para la vida plena

Educación Positiva comprende cualquier concepto que mejore nuestra educación, nuestro funcionamiento óptimo, así como nuestra felicidad. Algunas áreas que abarca son la educación emocional, la creatividad, la resiliencia, entre otras.

Una pregunta crucial que los educadores deben hacerse es: ¿cuál es el propósito de la escuela? Y lo evidente es que, en definitiva, no son las matemáticas o la historia: Lo importante es aprender a resolver problemas importantes en el futuro, mediante un aprendizaje adaptativo y personalizado. Este es el fundamento de la educación positiva.

 

Un sistema educativo que promueva el bienestar del alumnado y de la comunidad al mismo tiempo que fomenta el progreso más tradicional, brindará a sus estudiantes las herramientas para disfrutar de vidas productivas y plenas. Desde este ángulo, las escuelas tienen un papel fundamental en el establecimiento y el mantenimiento de valores culturales y sociales. Muchos niños y adolescentes pasan la mayoría de su tiempo en ambientes escolares y debe señalarse que, aunque bien intencionados, -a mayoría de los sistemas educativos a menudo establecen un tono negativo, que induce aburrimiento, frustración, estrés, miedo, ansiedad, tristeza, o sentimientos afines.

 

La educación positiva presenta un nuevo paradigma y enfatiza las emociones positivas, los rasgos positivos del carácter, el significado y el propósito del estudio, y la motivación personalizada para promover el aprendizaje, para brindarle al estudiante las herramientas para vivir una vida plena, dentro del entorno académico y más allá de él. Este paradigma se basa en una educación, tanto para las habilidades tradicionales de logro académico, como para las herramientas para el bienestar integral (Seligman, Ernst, Gillham, Reivich y Linkins, 2009).

 

En general, las personas felices aprenden mejor. Las emociones negativas producen atención restringida, pensamiento negativo y crítico, y perspectivas analíticas. En contraste, las emociones positivas generan pensamiento creativo y holístico, y atención amplia a investigación psicológica nos enseña que el afecto positivo (e. g., alegría, confianza, tranquilidad, entusiasmo) y el afecto negativo (e. g., tristeza, frustración, estrés, miedo, ansiedad) son factores independientes del estado emocional de una persona en cualquier momento; los elementos del afecto positivo y del afecto negativos pueden estar presentes simultáneamente2. Las personas con mayor satisfacción de vida gozan de mejor salud física, mayor logro profesional, mejores relaciones sociales y mayores contribuciones económicas para su sociedad.

 

Un currículum complementario al currículum académico tradicional, que incluye herramientas para la felicidad como la meditación, la resiliencia, la comunicación efectiva, la toma de decisiones, la compasión y empatía, el pensamiento crítico y creativo, y el conocimiento de uno mismo. Cuando las personas están bajo el influjo de emociones positivas, el optimismo, entusiasmo, confianza y perseverancia, es que afloran sus mejores cualidades. “Las emociones positivas incrementan los recursos intelectuales, sociales y psicológicos. Esta felicidad genera en los individuos desempeños exitosos” Palomera M. R., (2017).

 

La educación positiva tiene más éxito cuando primero se empodera al profesor, cuando su narrativa mental está alineada con el por qué debe hacerlo, y donde sepa que todo lo que haga y diga con sus alumnos es importante. No basta que desde un nivel central se le dicte a los colegios que de un momento a otro apliquen la educación positiva, porque el bienestar no se decreta, no ocurre en un documento.

La Educación Positiva es un método que aporta técnicas para la adquisición de habilidades sociales, cognitivas y emocionales que impactan en el desarrollo académico y la vida en general. Bajo la concepción de que el bienestar emocional de los estudiantes mejora su desempeño, sus vínculos y la permanencia en los estudios, este modelo plantea que, mientras se cursan estudios formales, deben desarrollarse aspectos positivos del ser humano como la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, el bienestar psicológico y la resiliencia. Se trata de una corriente con una visión netamente humanística, porque entiende a la educación como un pilar del desarrollo humano y de la fibra social.

 

Diversas investigaciones nos dicen que las personas que se sienten bien están satisfechas con la vida y ven el futuro con optimismo. Son más exitosas, viven más años con mayor salud, tienen más comportamientos ciudadanos y éxito en los proyectos que emprenden, y esa es una definición de felicidad: Poner al estudiante en el centro y procurar su bienestar. Y para esto, rediseñar los programas académicos es imprescindible: “Hay mucha evidencia de cómo en otros países esto funciona incluso en la educación preescolar, primaria y secundaria. Si aprendemos estas habilidades desde la adolescencia construimos cimientos positivos para toda la vida”.

Realizado por: Melchor Torres

Referencias:

1. Seligman, MEP, Ernst, RM, Gillham, J., Reivich, K. y Linkins, M. (2009) Educación positiva: psicología positiva e intervenciones en el aula. Oxford Review of Education, 35, 293-311.

2. Palomera Martín, Raquel. Psicología positiva en la escuela: un cambio con raíces profundas. Papeles del Psicólogo, (2017)      vol. 38, núm. 1.  Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, España Disponible en: ttps://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77849972009

 

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